Llega el mes de octubre y es hora de poner la vida en orden. El verano es la despreocupación, el descanso y los planes improvisados, septiembre es la locura de volver a empezar, la vuelta al cole, la depresión post-vacacional…
Octubre es el mes de bajar a la tierra, de volver a poner todo en su sitio y de recuperar las rutinas perdidas. Sé que la palabra rutina da pereza cuando todavía hay días de casi treinta grados pero, lo cierto, es que las personas necesitamos rutinas, como los niños cuando son pequeños. El cuerpo agradece una regularidad en el entorno, el sueño y los horarios pero no siempre es fácil.
Es por eso que hoy te cuento cómo volver a recuperar tus ritmos sin estrés y poco a poco.
Paso 1: Repasa tus agujeros de caos
Durante esta temporada veraniega es muy fácil que algunas cosas se hayan desmadrado un poco. No pasa nada si es tu caso, de hecho, es muy habitual. No existe la casa en la que todo está perfecto 24 horas al día, 365 días al año. La mía tampoco es así.
Lo cierto es que existen muchas temporadas a lo largo del año en las que, por unas cosas o por otras, la casa se nos va de las manos. La diferencia, si has hecho bien los deberes, es que recuperar el control no te llevará más de una tarde en el peor de los casos.
Para empezar, vamos a repasar los agujeros de caos más habituales. En la cocina tenemos nuestros clásicos, el armario de los tuppers, las bolsas que se te puedan haber acumulado y el cajón de los cubiertos en el que se acumulan monedas, pajitas y otros trofeos indistintamente.
En el salón lo más clásico es tener la mesa del comedor con algunas cosas acumuladas en una esquina o encima de las sillas. Tampoco hay que olvidarse de los cajones de los muebles de televisión (otro clásico en el que entra de todo) o los burós si tienes despacho integrado. Un repaso rápido por las estanterías también te descubrirá alguna cosa que dejaste hace días que «ahora pongo en su sitio».
Si tienes mueble de la entrada, dale también un buen repaso. Para terminar, en el dormitorio lo más habitual será encontrar cosas acumuladas encima de las cómodas o en las sillas (si las tienes).
Paso 2: Retoma tus rutinas poco a poco
Si has descuidado tus rutinas, mi consejo es irlas retomando poco a poco. Podrías intentar recuperar todas de un plumazo pero puede ser un poco abrumador si te falla la voluntad.
Para mí, para empezar, las más importantes son las rutinas de mañana y de noche. Esto es porque son dos rutinas clave para empezar y acabar los días de buena manera. Te animan y te ayudan a sentirte con más fuerza para ir a por lo demás.
Arranca octubre también con tu menú mensual. Sé que es duro ponerse a preparar el menú de todo el mes si lo has dejado estos meses pero te doy un truco, reutiliza el menú de cualquier otro mes que tengas a mano o coge alguno prestado del grupo privado de facebook. Si necesitas inspirarte un poco recuerda que hablamos de los menús mensuales en el podcast de la semana pasada. Haz lo que sea pero póntelo fácil, lo máximo posible, y arranca.
Para terminar, organiza la limpieza semanal como siempre, dividiéndola en pequeñas tareas que puedas ir haciendo cada día. El planificador de limpieza de la agenda de este año puede ayudarte mucho en esta parte. Ten especial cuidado a la hora de que las tareas más duras no coincidan con tus días más complicados. Equilibra días duros con tareas fáciles y viceversa, así todo se hará más llevadero.
Paso 3: Celebra tus pequeños éxitos
El ánimo es una de las cosas más importantes que debemos cuidar en nuestro día a día y la mejor forma de mantenerlo a tope es recordarte por qué haces todo esto. Por eso celebrar que has cumplido con lo que planificaste para un día concreto es necesario.
Te pongo un ejemplo. Compra un paquete de esa infusión o ese café que tanto disfrutas, también esa tableta de chocolate un poco más especial, ya sabes a qué me refiero. Cuando acabes con tu planning diario, retírate a tu rincón, prepárate tus caprichos y disfruta de tu momento, mirando a tu alrededor, con música agradable, una revista, un buen libro o lo que tú quieras. Regálate esos momentos en los que te flipa estar en tu casa porque precisamente eso es lo que estás recuperando.
Y eso es todo
Poquito a poco, sin prisa pero sin pausa, y disfrutando de cada pequeña victoria. Antes de que te des cuenta estarás de nuevo a tope. Esa energía te animará a emprender nuevos proyectos, te hará sentir más fuerte y seguro. También reducirá tu estrés y tu depresión post vacacional y te hará afrontar la entrada del fresquete con la idea de disfrutar de tu casa, tus mantitas y tus bollitos de canela, en lugar de verlo como el horrible final del verano.
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