La semana pasada os hablaba de los cinco hábitos saludables que estoy incorporando a mi rutina para sentirme mejor. En la misma línea viene este post que, te puedo asegurar, es una de esas cosas que, si no la tienes, una vez la pruebes, no podrás vivir sin ella.
Si ya vas consiguiendo reconducir tu casa, si ya empiezas a sentirte mejor al abrir la puerta, ha llegado la hora de dar un paso más.
Y eso puedes hacerlo creando un rincón especial, un espacio sagrado sólo para ti. Ya puede ser un rincón de lectura, de meditación, de tranquilidad… lo que sea. Un lugar protegido en el que tu mente se relaja casi instantáneamente, un templo.
En qué te ayuda un rincón
El rincón es una herramienta muy nórdica para encontrar el bienestar de forma casi instantánea. Cuando creas un rincón en el que juntas varias de tus cosas favoritas y lo mantienes en armonía, el efecto es casi instantáneo.
Puedes llegar echo polvo del trabajo o haber tenido un día horrible por mil razones. No importa. Llegarás a casa, cogerás algo fresquito para beber y, cuando te sientes en tu sillón súper cómodo, mirando por esa ventana que te encanta, o rodeada de esos cojines con telas que has traído de tus viajes, sentirás como te relajas casi al momento y todos tus problemas quedarán fuera. Será como si una muralla protectora separase ese rincón del resto del mundo. Y, cuanto más lo trabajes, cuanto más lo sientas tuyo, mejor funcionará.
El rincón en casas pequeñas
Tal vez me digas que en tu casa es imposible, que no tienes espacio, que ya te gustaría. Lo cierto es que el espacio no es especialmente importante. No hace falta una habitación entera, ni siquiera una parte amplia. Podrías tener un rincón precioso y efectivo en menos de un metro cuadrado.
¿Un ejemplo? Una amplia ventana con buenas vistas y espacio para colocarle delante unos cojines y una mantita. ¿Otro? Una esquina del salón en el que poner tu cojín de meditación, unas velas y algo de incienso. ¿Más? Una butaca orejera con una mesita al lado en el que posar tu té con hielo.
En serio, no hace falta más.
Más ejemplos
En este post no quiero enrollarme más porque creo que no hace mucha falta. Lo más importante es que lo pruebes y me digas qué tal te ha ido. Por eso quiero añadir algunos ejemplos más, dependiendo de los gustos de cada uno. Para que veas que esto no va sólo de inciensos y mantitas.
- Si te gusta la costura, busca un espacio donde tener siempre la máquina lista y, cerca de ella, un mueble donde guardar todas las telas, hilos ….
- Si lo tuyo es la tecnología, puedes ponerte un mueble con puertas y meter ahí la video-consola, la tele, los juegos…
- ¿Cómics, juegos, rol? Lo mismo, un rincón con tu armario en el que guardas tus pequeñas joyas y te meten ambiente en seguida, un asiento cómodo cercano.
- Si eres más de fitness, puedes reservar una pequeña parte del salón con un armario en el que guardas tu material deportivo. Ahí delante deja el suelo despejado para poder hacer tus ejercicios con comodidad. Es importante que no tengas que cambiar nada de sitio cuando quieras hacerlo.
- ¿Meditación/yoga? Coloca muebles bajos con tús velas, los libros, el incienso. Deja un espacio delante donde colocar la esterilla o el cojín de meditación… perfecto para tus ratos de tranquilidad.
- ¿Llevas años pensando en escribir un blog, un libro? Ya te digo que será muy difícil si no tienes tu zona de escritura. Es difícil incluso con ella. Tengo una cliente que lo ha conseguido y estoy súper orgullosa de ella. Un buró cerrado en el salón es un espacio perfecto para esto.
¿Te has fijado en el detalle?
Tener tu espacio propio dentro de la casa es fundamental para sentirte mucho más cómodo y no querer salir huyendo constantemente. Esto es todavía más importante si tienes niños dada su habilidad para invadirlo todo con sus cosas.
Todo esto te ayudará a vivir más feliz, ya que la felicidad, la que está al alcance de todos nosotros, está en todas estas pequeñas cosas.
Seguramente te habrá llamado la atención un pequeño detalle. En casi todos mis ejemplos pido que las cosas estén dentro de un armario o cerradas de cualquier otra manera. Esto es porque esa es la mejor manera de mantener tu «espacio inviolable». Al estar cerrado, es muy difícil que otra persona de la casa coloque algo en esa zona, o lo coja, o lo desordene.
Sentir que ese espacio es realmente tuyo, que nadie lo toca, que es verdaderamente sagrado, es clave para que esto funcione.
Y tú, ¿tienes ya tu espacio sagrado en casa, tu rinconcito perfecto?
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