Hace unos días, estuve reorganizando un armario por la zona de Aravaca (Madrid). Era un armario de los de toda la vida, bastante amplio y con baldas muy altas.
Hoy voy a enseñarte el antes y el después, los problemas que fueron surgiendo y cómo decidimos solucionarlos. Porque hay veces que la gente prefiere hacerse a un lado y dejar que yo me encargue de todo, estableciendo un presupuesto, sin intervenir o participar.
Otras veces, en cambio, los clientes también quieren involucrarse, les gusta ver distintas opciones, decidir y sentirse parte del cambio.
Una reorganización de tu espacio, inevitablemente, causa un efecto en el entorno y en ti misma.
Lo hacemos inconscientemente cuando pasamos una mala racha o sentimos que nos hace falta un impulso. Redistribuimos los mueble o nos cortamos el pelo (reorganizamos nuestro aspecto). Nuestro aspecto y nuestro entorno, reflejan nuestro ánimo y nuestra actitud ante la vida.