La limpieza de fin de año es una costumbre tradicional china muy arraigada proveniente del Feng Shui (en japón se conoce como Osoji). Por si no lo conoces, que lo dudo, el Feng Shui es una corriente filosófica china basada en la ocupación consciente y armónica del espacio con el fin de lograr efectos positivos en las personas que los ocupan. Y eso justamente es lo que tratamos de conseguir aquí. En primer lugar, ocupar consciente y armónicamente el espacio. En segundo lugar, lograr los efectos positivos.
¿En qué consiste exactamente esta limpieza de fin de año? ¿Cómo funciona? Y, sobre todo, ¿cómo puede ayudarte?
Qué es la limpieza de fin de año en el Feng Shui
Hablando entre nosotros, esto viene siendo, un Sin Piedad en toda regla, muy consciente y a fondo.
Los chinos, claro, lo hacen con la llegada del Año Nuevo chino, que es más o menos un mes después del nuestro. Para mí, nuestro mejor momento es el mes de Diciembre. De hecho, en la agenda y el planner puedes ver que he marcado el Sin Piedad general para este mes. No es casualidad.
En Diciembre llega la navidad. Es esta una época que debería ser de alegría y tranquilidad. En cambio, para muchos es una especie de tortura familiar. Hay un exceso de comida, un exceso de consumo, un exceso de regalos y un exceso de todo en general.
Como resultado, el 7 de enero tenemos papeles de regalo por todas partes, solo de pensar en comida nos ponemos malos y los armarios y las estanterías parece que van a reventar.
Comenzar el año con tu casa limpia y, sobre todo, sin todo ese volumen de cosas que no quieres y que no te aportan nada, según los chinos, te traerá buena suerte. Para mí, esa suerte se traduce en más relajación, más tranquilidad y más felicidad. Y qué mayor suerte puede existir que vivir tranquilo y feliz.
Yo no puedo pedir más. Es más, no quiero pedir más.
Cómo hacer la limpieza de fin de año
En primer lugar, con tiempo.
A todos nos gusta tener la casa en perfecto estado cuando viene gente. El problema de la navidad es que es un poco loco. Tenemos días de mucha actividad, muchas visitas de familiares y amigos seguidas o de nosotros que somos los que visitamos. Así durante casi tres semanas.
Por eso yo empezaría desde el mismo día 1, como el Adviento. No te estreses, no quieras hacerlo todo de golpe, no hace falta. Simplemente empieza.
Lo que tienes que hacer es pasearte por casa, con una bolsa, e ir retirando todo lo que no funcione, esté roto, no te guste, no necesites… sin juzgarte. No pienses por qué lo compraste o cómo llego a tu casa, no hace falta. Ese es el tipo de pensamientos que te bloquea. Simplemente déjalo ir.
En muchas culturas piensan que los objetos son energías estancadas que tienes en tu casa. El problema con lo estancado, como el agua, es que se pudre, huele… genera mal ambiente. Siendo un poco menos místicos, diremos que son acumulación pura y dura, debida al estrés del día a día mezclado con un poco de vaguería. No obstante, no dejan de ser cosas estancadas que también generan mal ambiente.
Como durante el 21 Días, mi recomendación es que empieces por la cocina, el epicentro de la casa. Después ya pasamos al salón, los baños y las habitaciones.
En esta limpieza de fin de año no entraría en el tema de armarios, si lo has llevado bien el resto del año. Se supone que durante los cambios de armario hemos hecho algo parecido y lo último habrá sido hará uno o dos meses. No obstante, si te apetece, adelante.
La idea
Como ya habrás notado, la idea detrás de este pequeño ritual es hacer un «borrón y cuenta nueva».
Igual que te insisto mucho en dejar la casa bien antes de irte a la cama como rutina para empezar el día con buen pie, del mismo modo que te animo a dejar todo perfecto cuando te vas a trabajar para encontrártelo igual cuando vuelves cansado y quieres relajarte, de igual forma ponemos la casa a punto para arrancar el año de la mejor manera posible.
Sobre todo, de todo esto me gustaría que te quedases con la sensación de liberarte y de tomar las riendas de tu casa. Al final, no sé si te has dado cuenta, pero lo que me gustaría transmitirte es que, de una vez por todas, dejes de juzgarte y asumas que las cosas son cosas, nada más que eso, y que igual que vienen, se van.
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