Salir de casa por las mañanas, sin prisas y sin la lengua fuera, debería ser una práctica obligada para todos. Hace unos meses, cuando mi peque empezó el cole, prometí que contaría mi rutina de mañana si conseguía que fuera eficaz. Y lo prometido es deuda.
Por eso escribo esta entrada. Una de las cosas que más me preocupaban cuando nació mi hija, era el sentir que llegaba siempre tarde. La puntualidad para mí siempre ha sido importante y yo veía a todos los padres a mi alrededor siempre corriendo, siempre agobiados, siempre tarde.
Pero lo cierto es que esto es perfectamente evitable. Se puede. Si yo no llego tarde prácticamente nunca con una niña de tres años, vosotros tampoco tenéis porque hacerlo.
El objetivo
Aunque pueda parecer que el objetivo de todo esto es realmente ser puntual cual inglés a la hora del té, la realidad es que esto es más un beneficio secundario.
El verdadero objetivo es, como siempre, vivir más tranquilos y relajados. Estoy convencida de que una vida sin estrés y más sencilla reduce todos los males que tenemos en la vida. Reduce la posibilidad de sufrir enfermedades, las tensiones familiares y de pareja y, en general, nos permite disfrutar más y ser más felices.
Ese es el verdadero objetivo. ¿Cómo te sentirías levantándote tranquila, desayunando sin prisas y saliendo de casa con la seguridad de que llegarás a tiempo?
Mi plan
Ahora que mi peque se ha incorporado al cole, me preocupaba no apañármelas por la mañana. Tras ya medio año, la verdad, estoy gratamente sorprendida. Conseguimos que la cosa marche sin agobios y nos levantamos con el tiempo bastante justo. Media hora desde que suena el despertador hasta que salimos de casa.
Así es como lo hacemos.
1. La ropa se elige la noche anterior
Esto es fundamental. Olvídate de pensar todavía con las legañas y los pelos del madrugón. Estas horas son enemigas del pensamiento. Tienes que tratar de automatizarlo todo.
Un paso más allá de esta técnica es, los domingos, dejar colocada en perchas cada conjunto de ropa de cada uno de los días de la semana. Una semana entera sin pensar qué me pongo mañana.
¿Te suena? Efectivamente, hemos traído el concepto de menú a la ropa. Yo lo llamo Menú de Vestuario.
2. Dúchate por la noche
Sé que esta batalla entre ducharse por la mañana o por la noche es tan antigua como el mundo. Al menos, desde que el mundo tiene duchas. No obstante, para mí la práctica gana.
Ducharse por la noche ahorra tiempo por las mañanas (vaya descubrimiento), nos permite ducharnos con más calma, acostarnos con una mejor sensación y descansar mejor.
El tiempo ganado nos deja, por ejemplo, más espacio para un desayuno tranquilo.
3. Bolsos y mochilas preparadas la noche anterior
Al igual que la ropa, los bolsos y las mochilas debes dejarlos preparados y en la entrada, si tienes hueco. Listos para salir.
4. Deja el desayuno medio preparado la noche anterior
Todo lo que puedas dejar preparado para el desayuno, déjalo listo por la noche. El mantel colocado, los platos o los vasos, etc… Por la noche, esos cinco minutos de preparación apenas se notan. En cambio, por la mañana marcan la diferencia.
5. No mires el móvil, este es un paso fundamental
Te vas a cansar de mirar el móvil a lo largo del día. Te aseguro que no hay prácticamente nada en el móvil que requiera tu atención a las siete de la mañana.
Si caes en la trampa y miras el móvil, vas a ponerte a ver Whatsapps, quizá a contestarlos, o menciones en Instagram o… bueno, qué te voy a contar que no sepas ya. Si todas las mañanas es lo mismo.
6. La cama y la Roomba
Un consejo a mayores, que yo también sigo, es hacer la cama y dejar puesta a Roomba antes de salir de casa.
No hay peor sensación que llegar a casa del trabajo y encontrar la cama desecha y el pijama hecho un higo por ahí. En cambio, no hay nada mejor que llegar y encontrarte la casa aspirada y todo en su sitio.
La forma en la que vuelves a casa del trabajo es totalmente diferente.
En el primer caso, llegas de trabajar y te encuentras más trabajo. En el segundo, llegas a una casa lista para tirarte en el sofá, poner algo de música y relajarte un rato.
7. Acuérdate del repaso nocturno
¿Te acuerdas de cuando te hablaba de los 5 minutos de rutina para acabar con los espacios de caos? Dedica esos 5 minutos a repasar todo por la noche para no encontrártelo por la mañana. Los cuatro platos de la cena, la sudadera que se ha quedado sobre la silla, los juguetes que dejó el niño antes de acostarse.
Combínalo con esta rutina de mañana y habrás ganado una batalla importante a la hora de dominar tu casa, y tu vida.
Este es mi ritual, mi rutina de mañana para empezar el día tranquila y con la sensación de que domino la situación.
Si te fijas, la anticipación es la clave. Por la noche dejamos listo lo de la mañana. Por la mañana, dejamos listo lo de la tarde. Con pequeños pasos, estarás solucionando los problemas antes de que ocurran.
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