Confieso que soy súper navideña, me encanta, aunque odio las prisas y el correr de un lado para otro. Lo peor, sin duda, es la ansiedad que generan los centros comerciales en esta época.
Empiezan colocando la navidad en Septiembre y, antes de que te des cuenta, está todo el mundo corriendo a toda prisa, como títeres sin cabeza, de un escaparate a otro.
También suelo evitar el centro de Madrid en días top de estas fechas que se ponen insoportables. Es por todo esto que, desde hace años, planifico la navidad con mucho tiempo de antelación y, sobre todo, la compra de regalos.
Para mí, la navidad debe ser muy muy slow. Disfrutar haciendo cosas con los niños, cocinar en casa mientras todo se llena de aromas de bollos horneados con canela y chocolate, darle a la casa ese pequeño toque especial decorando aquí y allá, pero siempre todos juntos.
No sé, en mi idea de navidad no entra la parte de sentirte empujado por una marea de personas en un centro comercial o moverte por la Gran Vía como si fueras un karateka esquivando golpes. Llámame idealista.
Te voy a contar como lo hago yo por si este año quieres sumarte al cambio.