¿Cómo te sientes?

¿Cuántas veces a lo largo del año te paras a preguntarte cómo te sientes? ¿Cuántas veces si lo que estás haciendo te hace feliz o a dónde te lleva?

Estos pequeños momentos de meditación interior son fundamentales para no dejarte arrastrar por las cosas que pasan a tu alrededor.

Igual que organizamos los armarios y las cocinas e igual que los revisamos y ponemos en orden cada cierto tiempo, exactamente igual, debemos hacer con nosotros mismos.

El método de orden que cambiará tu vida

Como sabes, este proyecto no es solo «Orden y Limpieza en Casa», también es «el método de orden que cambiará tu vida». La organización de un hogar no es un fin en sí mismo. Al menos, para mí no.

Para mí, la organización del hogar es solo un medio para alcanzar un objetivo, vivir más tranquila y ser más feliz. Para llegar hasta ahí, mi método se enfoca en tres áreas bien diferenciadas.

• Armonía visual
• Control y automatización del día a día
• Tiempo para uno mismo

Con la armonía visual, trato de crear entornos que inviten a la calma y a la paz. La idea es contrarrestar el estrés de todo aquello ajeno a nuestro control (familia, tráfico, trabajo, amigos) con algo que sí podemos controlar (nuestro hogar). Si creamos entornos que inviten al descanso y al relax, nuestro problemas se reducirán considerablemente.

Dentro del control del día a día entran las rutinas, los planners, las listas… Esta serie de herramientas te permiten descargarte de muchísima presión mental. Eliminan la necesidad de que la mente tenga que recordar un montón de datos inútiles que acaban provocando estrés, dolor de cabeza y cansancio mental (listas de la compra, recados, tareas del hogar, recordatorios…). Además, automatizamos tareas para evitar acumulaciones que causan ansiedad.

Finalmente, durante ese tiempo ganado para ti, trato de invitarte a que vuelvas a conectar contigo mismo, a que redescubras viejos hobbies olvidados o que te lances en busca de nuevos proyectos que te hagan sentirte bien.

Ahí es donde vas a empezar a alcanzar y a entender la profundidad de todo este cambio que empezaste con el método. Para mí, es dónde, de verdad, se recogen los frutos de este largo camino.

Y ahí es donde encaja la propuesta de hoy. Pararte a pensar.

Párate a pensar en ti

Mi consejo es que te reserves un hueco cada semana, a ser posible o, como mínimo, una vez al mes. Busca un momento y lugar donde puedas estar a gusto y a solas y prepara tu pequeño ritual.

Te puedes poner en tu rincón especial, acompañado por un té, un café o cualquier otra bebida que te haga sentirte bien y quizá tu mantita favorita. Para que esto funcione, preparar el entorno es fundamental. Por eso es recomendable que estés solo, libre de interrupciones.

Ahora coje un papel, vamos a hacer unas listas. Podrías utilizar las del planner o la agenda o usar una hoja cualquiera. Quiero que te pares a pensar en lo que ocurrió desde la última vez que hiciste este mismo ejercicio. Si es la primera vez, puedes pensar en las últimas dos semanas.

Ahora responde a las siguientes cuestiones:

• ¿Qué cosas estás haciendo que querrías mantener?
• ¿Qué haces ya pero te gustaría hacer más?
• ¿Qué cosas te gustaría empezar a hacer?
• ¿Qué haces que no te guste y querrías dejar de hacer o eliminar totalmente?
• ¿Qué cosas no te gustan pero consideras necesarias y querrías hacer menos?

Tómate tu tiempo y sé sincero, engañarse a uno mismo es como hacerse trampas al solitario, tiene poco sentido. También es importante en este punto anotar todo, absolutamente todo lo que se te ocurra. Esta es la única manera de hacerte una buena composición de lugar.

Cuando lo tengas, tómate unos minutos para repasar la lista. Es hora de elegir. De toda la lista, quédate, como mucho, con tres de las cosas que querrías cambiar. Ten en cuenta que si es algo complicado, a lo mejor deberías centrarte en una sola cosa mientras que, si son cosas muy fáciles, tal vez podrías intentar ir a por las tres.

Crear acciones

Conocerse a uno mismo es estupendo y saber las cosas que quiere cambiar más aún. No obstante, esto no vale de nada si no somos capaces de traducirlo en acciones claras que nos ayuden a conseguir ese cambio.

Así, con cada una de las cosas que elegiste de la lista anterior, intenta buscar acciones, cosas que puedas hacer para conseguir tus objetivos.

Por ejemplo, si quieres escribir un libro, tal vez tu primer objetivo ser escribir una sinopsis o describir a los personajes. En cambio, si tu objetivo es tranquilizarte porque estás muy agobiado puedes poner como acciones apuntarte a yoga o salir a correr tres días a la semana.

Más ejemplos. Si quisieras dejar de comprar todos los días tal vez tu objetivo sea hacer una compra cada dos semanas.

La clave de esta fase es describir pequeñas acciones realistas, que puedas llevar a cabo durante esas próximas dos semanas.

Revisar los resultados

Una vez hayan vuelto a pasar las dos semanas de rigor y vuelvas a sentarte en tu rincón con tus listas, analiza los resultados. Primero, mira a ver si has cumplido con las acciones que querías y si el resultado fue el que esperabas.

Con esa información, ya puedes volver a hacer tus listas para preparar las acciones de las siguientes dos semanas.

Así, poco a poco, irás dando pequeños pasos que te ayudarán a ir cambiando tu vida hacia lo que realmente te hace feliz.

Soñar con grandes cambios está fenomenal, te ayuda a ponerte objetivos. No obstante, la única manera de alcanzarlos es dando pequeños pasos y, en mi experiencia, eso es lo que más cuesta.

Conclusión

A lo largo de los últimos meses, nos hemos enfocado en poner la casa en orden. Eso te ha dado sensación de control. Después, con las rutinas, has recuperado parte de tu tiempo libre. Así, habrás vuelto a disfrutar de pequeños placeres que creías olvidados.

Vayamos un paso más allá. Es hora de empezar a cambiar tu vida de una forma contínua y sistemática. Es hora de soñar y de cumplir tus sueños.

¿Te animas?