Los objetos y los sentimientos

Los objetos y sentimientos
post_excerpt; ?>

El otro día me pasó una cosa de esas que duelen pero enseñan y de ahí sale este post. Siempre os cuento que soy muy navideña, que me encanta la Navidad y que nuestro árbol está compuesto de pequeños objetos que vamos comprando en nuestros viajes o localizando en sitios especiales.

Por ejemplo, la punta de nuestro árbol, es una pieza holandesa de cristal de mediados del s.XX que encontramos dentro de un mueble en una tienda de muebles de segunda mano en Portugal.

O era.

Qué ocurrió

El caso es que el día que estábamos montando el árbol, al ir a colocar la pica, a mi peque se le escurrió y se rompió en mil pedazos. Ella siempre pone la pica, desde su primer año. No estaba jugando ni nada, simplemente se le resbaló.

Inmediatamente se puso a llorar, con un disgusto increíble y pasándolo fatal. Por supuesto que nos dio pena, pero verla a ella, tan pequeñita, llevarse un disgusto así por un objeto, me rompió el corazón.

¿Qué clase de educación en los objetos estamos dando a nuestros hijos? ¿Incluso en las que más nos gustan? Son cosas y las cosas se rompen y no deberiamos disgustarnos.

Vamos a ver, tampoco quiero decir que las cosas se puedan tratar sin cuidado pero, si algo se rompe, sin mala intención,  pues no pasa nada. Y así debemos transmitirlo a nuestros hijos.

Y ahora qué

Creo que es muy importante hacer una reeducación en este sentido. Primero, a nosotros mismos, que venimos de un pensamiento muy diferente. Después, como consecuencia de nuestro nuevo aprendizaje, a nuestros hijos.

Estoy plenamente decidida a intentar que esto no vuelva a ocurrir en mi casa. Para ello, me he marcado unos pequeños tips que creo que nos podrán ayudar en estos casos.

  • Lo más importante, cuando algo se rompe sin intención, no enfadarse y no gritar.
  • Segundo, ponerse a su altura y decirles (y decirnos) que no pasa nada. Pero decirlo de verdad.
  • Ponerte en el aquí y el ahora y pensar que una cosa no es nada más que eso, una cosa.
  • Recoger los trocitos, tirarlos, puedes recordar lo feliz que fuiste con ellos. También ayuda pensar que lo disfrutaste en lugar de guardarlo en un cajón. Pero nada de pensar en la mala suerte, que si «qué desgracia» o el clásico «todo nos pasa a nosotros». Las cosas se rompen, es normal, antes o después pero se rompen.
  • Una vez lo tires, piensa en si necesitas sustituirlo o es prescindible.
  • Si necesita sustitución, toca planificar la búsqueda del nuevo objeto o preparar el método de ahorro para volver a conseguirlo. Es buena idea que el niño que ha roto el objeto participe en esta búsqueda, así siente que está reparando el daño de algún modo.

¿Qué te parece? ¿Te ha ocurrido esto alguna vez? ¿Lo habías pensado?

 

11 thoughts on “Los objetos y los sentimientos

  1. Hola! No se si estoy de acuerdo al 100%… Las cosas se rompen y no pasa nada, si es por accidente, desgaste, mal estado… pero no inculcar a un niño, o a nosotros mismos, que las cosas no valen ni importan nada, me parece un error. He tenido alquilado unos meses un estudio (mas de los que yo habria querido), a una joven irresponsable que nunca debio de aprender a respetar, cuidar y apreciar el esfuerzo y el trabajo que puse en esa casa. Su madre le debio de enseñar que las cosas se rompen y no importan. Menos mal que ya se fue.
    Las cosas que tenemos a nuestro alrrededor y como las tratamos son un reflejo de nosotros mismos. Tu niña se llevo un disgusto y eso lo olvidara; pero siempre recordará con cariño ese adorno que a pesar de su cuidado, se rompio por accidente. Un saludo. Y gracias por tus post.

  2. Agradezco mucho este post. Tengo una pequeña de 3 años y en ocasiones me he olvidado que las personas son más importantes que las cosas. Un objeto se repara o sustituye, pero si reaccionamos mal a una situación así, el corazón de un niño tarda en sanar.
    Sin duda no se trata de enseñar a los niños a ser descuidados con las cosas, más bien a no tener apegos.
    Saludos desde México

  3. En casa, cuando algo se rompía (con lo que costaba ganarlo) había consecuencias. Cuando fregaba los platos y chocaba uno con otro haciendo ruido «excesivo» me giraba a mi padre por si se había dado cuenta… Nunca me pegó pero ese temor lo vivía.
    Me traumatizó tanto que lo usé de patrón en ocasiones. Lo he rectificado, vamos que si lo he rectificado. Un vaso no merece una lágrima de un niño ni un jarrón de porcelana china.
    Ni hablar. Los niños y mayores rompemos cosas, están para disfrutarlas mientras duran… Por eso mi vajilla y cubertería de boda hace añísimos que no la uso sólo en momentos especiales….

  4. Hola, tirando un poquito de antropología, decir q las personas somos «homo simbolicus». Necesitamos dotar de sentido lo q nos rodea. Tu hija es pequeñita y a parte de dolerle la rotura de la pica, seguramente tb le dolió por todo lo q ella simbolizaba: ese espíritu navideño q con tanto cariño y calidez le habéis transmitido. Eso muestra su sensibilidad. Haberse tomado la rotura con ligereza tampoco hubiera sido natural. Los niños son almas puras, para lo bueno y para lo malo. Efectivamente, no hemos de caer en el materialismo, pero tb entender q transferimos nuestro cariño a todo aquello q nos rodea: nuestros seres queridos y nuestro hogar. Ambos nos protegen y cuidan de un mundo q a veces puede resultar muy frio. Saludos!

  5. Totalmente de acuerdo contigo, Alicia. Una cosa es decir que no importa que se rompan las cosas y otra es que sepamos gestionar la tristeza que nos genera.
    En mi casa, si algo se rompe por accidente, no se grita, no se echa bronca. Se intenta sacar un aprendizaje. El otro día se le cayó al niño al suelo un vaso en el desayuno. Le explicamos cómo podía haberlo evitado y ya.

    En cuanto al mensaje «las cosas son cosas». Yo lo interiorice al leer «la última lección» hace muchos años. Lo que importa son las personas. Es clave saber cuidar las cosas, pero si algo se estropea o se rompe, no podemos amargarnos por ello. A mí me pasaba cuando desteñía una lavadora. Me pillaba un disgusto de campeonato!! O cuando perdía algo… Ahora me repito una y otra vez «son cosas. No son personas» y reduzco esa ansiedad que me produce.

    FELIZ Navidad!!! Un beso enorme!!

  6. Buenos días Alicia… estamos de acuerdo que lo material es eso, lo material y que se le puede tener cariño por lo que signifique pero fundamentalmente lo que importan son las personas. Esta lección la aprendí de golpe hace dos años cuando falleció mi madre y esa si fue una perdida irremplazable. Es dificil educar a los niños e inculcarles valores sobre todo en esta epoca en que los valores estan tan devaluados en una sociedad que en muchos momentos da unos ejemplos lamentables y sonrojantes. Los niños son esponjas que van captando toda nuestra esencia y se van moldeando en nuestras manos por lo que hay que tener mucha responsabilidad en su formación integral para su desarrollo y que lleguen a ser unos adultos plenos. Por tanto hay que dar una justa medida a todo.

    Claro que los niños captan lo que importa y lo que no y cuando las cosas se tratan con cariño y cuando te importa todo un chavo. Y eso hay que inculcarle. Dificil, no, dificilísimo… pero nadie dijo que no lo fuera a ser.

    Felices fiestas

  7. Uno de los recuerdos que tengo grabado a fuego con mi padre es este: Estaba jugando con mi hermano a las peleas cuando, con un empujón de él rompimos el cristal de la puerta. Yo esperaba una bronca de antología y un buen castigo, y lo que ocurrió fue que mi padre me abrazó temblando de miedo y lleno de alegría porque no me había hecho ningún daño con el cristal. Cuando le pregunte por qué no me/nos había castigado nos dió la escoba para recoger el destrozo.

  8. ¡Me ha encantado tu reflexión y los tips! Me gusta mucho hablar de esa relación que tenemos con los objetos queridos y los no tantos. Te has puesto un pelin Marie Kondo en ese aspecto y me gusta.

    Efectivamente creo que es importantísimo educar lejos del materialismo y apego por las cosas, aunque si tratar de mimarlas y cuidarlas. Y ahora pensando en que estoy en ambos lados, la cosa puede parecer contradictoria…Ains.

    Por las fechas que son, nosotros vamos a tratar de cuidar mucho que el tema de regalos no se vaya de madre (igual que hacemos en el cumple).
    Yo desde luego son mucho más feliz desde que vivimos con menos cosas, así que desearía que mi hija fuera por el mismo camino.

  9. Claro que hay que cuidar y mimar las cosas que aprecias y duele cuando se rompen.
    Mi padre, cuando se rompía algo, nos decia: no te preocupes, quien ha ganado para comprar eso, puede volver a comprar uno igual o mejor. Antes intentaba encontrar siempre una replica para sustituir lo perdido, ya no. Ahora cada vez que se rompe algo siempre decimos: ya hizo su servicio, un trasto menos. Y menos es más.
    Asi parece que no duele la perdida y el mal rato se pasa antes.
    Alicia, gracias mil por todos tus consejos

Deja un comentario