Hace ya casi un año que escribí Roomba, el robot aspirador que me ha cambiado la vida. Si me sigues habitualmente sabes que Roomba es mi amor más leal desde que la conocí hace más de diez años y lo recomiendo siempre que puedo. Y es que es verdad, a mí, me cambió la vida.
Desde ese post han pasado muchísimas cosas y todas buenas. Una de ellas es que hace unos meses se vino a casa Braava Jet, el pequeñín de la familia iRobot. Una pequeña joya que friega y seca en la misma pasada.
No quise dejarme llevar por el entusiasmo de los primeros días y por eso he tardado tanto en hacer esta reseña. Quería asegurarme de que lo probaba a fondo para tener una opinión bien formada.
Así que vamos al lío.
La respuesta rápida
Si Roomba me cambió la vida, Braava no llega tan lejos. Es un magnífico robot, ocupa la mitad que una Roomba convencional, no hace apenas ruido y, como no aspira, apenas tiene tareas de mantenimiento como la limpieza. Así que tiene muchísimas cosas buenas pero, si ya tienes una Roomba, no te va sorprender tanto ni el cambio será tan fuerte, lo que también es lógico.
Por otro lado, me he quedado muy sorprendida con su eficacia. Fíjate como será que ya no tengo fregona en casa, ni cubo, lo que me ha ahorrado muchísimo espacio. Creo que eso os puede dar una idea de lo bien que me ha funcionado.
Este pequeño robot va a dar mucho que hablar y, si puedes permitírtelo, yo te lo recomendaría.
Análisis detallado
Braava llegó a casa en Febrero así que ya han pasado cuatro meses de uso. La verdad es que estoy muy satisfecha. Es bastante más barata que Roomba y funciona fenomenal.
En cuanto a su tamaño, es cuadrada y mide, como se decía antes, un palmo de lado. Realmente pequeño. Además, es bonito, todo blanco con los detalles en azul aunque esto ya es cuestión de gustos.
Lo que más me gusta es el poco ruido que hace y el casi nulo mantenimiento que tiene. En lugar de cepillos tiene tres tipos de mopas dependiendo de la cantidad de suciedad que tenga el suelo. A mayor suciedad, mayor cantidad de agua usará en cada pasada.
Si le pones el paño blanco, no echará nada de agua, será como pasar la mopa. Eligiendo el paño naranja, echa un chorrito pequeño (una buenísima opción para suelos de madera, ya que es realmente poco, para humedecer). Finalmente, si le pones el paño azul, ya manda un chorro grande de agua.
Además los pañitos naranja y azul tienen unas pequeñas rugosidades para rascar un poquito. Así levantan toda la porquería que se queda pegada al suelo, sobre todo en las baldosas.
Braava es igual de lista que Roomba pero no tiene base de recarga, hay que recargar su batería manualmente. La batería es como del tamaño de una pila de petaca y se extrae y se coloca de forma súper sencilla.
Cómo se mueve
Braava comienza el recorrido hacia delante unos cincuenta centímetros, se detiene y vuelve hacia atrás. Con este movimiento, detecta que no tiene nada delante y que puede fregar. En ese momento expulsa el agua y hace un par de pasadas y así por todo el recorrido. Con esto se asegura de no mojar ni las alfombras ni nada que tengas por el suelo.
Cómo lo hago yo
A mí me gusta usar a Braava despues de Roomba para conseguir una limpieza perfecto, pero esto no lo hago todos los días. Al fin y al cabo, tampoco fregaba los suelos antes a diario. No tengo una rutina fija, de momento, y me voy fijando en si el suelo está muy sucio o no para decidir si pongo a Braava a trabajar.
Como mi casa es de tarima, generalmente uso el paño naranja y me es más que suficiente. En el baño y la cocina tengo baldosa pero es que, incluso ahí, el naranja es el que uso en el 90% de los casos.
La prueba de fuego
La cosa iba bien con Braava pero la prueba de fuego le llegó hace unos días. Vinieron a ponernos el aire acondicionado en casa y, yo no lo sabía pero la obra fue considerable (pudiste verlo en directo en Instagram Stories).
Cuando se marcharon los obreros, el suelo estaba lleno de trocitos de piedras, polvo de ladrillo y este tipo de cosas que son una tortura para la limpieza.
Mi primera reacción fue buscar la fregona y el cubo. No te creas, tardé un rato en recordar que ya no los tenía. Así que no me quedó otro remedio que confiar en mis pequeñas amigas. Roomba pasó primero para eliminar lo gordo y Braava estrenó los paños azules para darle una buena pasada al suelo.
¿Resultado? No hubo que hacer nada más. Ellas dos se encargaron de todo por mí. Debo decir que yo también ayudé teniendo la prudencia de tapar los muebles con plástico de obras y retirar las alfombras. Ahora, lo que es indudable es que, tras esta prueba, poco se les puede reprochar a los aparatos. Si antes ya los quería, ahora no te quiero ni contar.
La guinda del pastel
Otra cosa que me parece interesante es que los pañitos, además de usar y tirar, también los tienes reutilizables. Cuando lo terminas de usar, lo metes en la lavadora y a por otro uso. Me parecen mucho más practicos y económicos los que los de usar y tirar. Además, son mucho más respetuosos con el medio ambiente.
Además, Braava también funciona con la app de iRobot y permite cosas tan chulas como concentrar la limpieza en un área de 1×1 metro para cuando queremos fregar una zona muy concreta.
Conclusión
Braava no va a cambiar tu vida, pero te va a quitar otra tarea pesada de en medio y va a hacer desaparecer de tu casa la fregona y el cubo que nunca sabes dónde poner.
No creo que sea un imprescindible en la vida de nadie, como sí me parece Roomba. No obstante, si puedes permitírtelo, mi recomendación es que te la lleves a casa, no te va a decepcionar.
Al igual que con Roomba, Braava necesita trabajar sobre suelos despejados así que esto te ayuda también a tener una casa más ordenada, despejada y libre de obstáculos, lo que para mí, siempre es una ventaja.
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