Las vajillas son un punto habitual de caos en las casas que visito. Se acumulan en los armarios y estanterías sin control ni criterio de ningún tipo.
Es habitual encontrar vajillas mezcladas, otras que sólo tienen completos tres servicios, etc. También es muy normal tener como objeto de adoración la vajilla que nunca se usa.
Además, transportar la vajilla es una de las cosas más tediosas de cualquier mudanza.
Hoy vamos a hablar de todo esto. De qué hacer con las vajillas cuando se van rompiendo algunos de sus elementos, como guardarlas, etc.
1. Usa la vajilla buena todos los días
¡A lo loco! Ahora en serio. No pasa nada. Tener cosas que no se usan no tiene mucho sentido. Y, si se rompe un plato, pues se rompió. La vida sigue y hay que disfrutar de las cosas que nos gustan. Fuera disgustos.
2. Si tienes vajilla desparejada, mézclala
Hay veces que no queda otro remedio que retirar una vajilla. Bien porque no pega con lo demás que tenemos o bien porque ha dejado de gustarnos.
No obstante, si se te han roto algunas piezas de una vajilla que todavía te gusta, combínala con otra que le vaya bien y recíclalas en una nueva.
3. Desayunar en un plato bonito, hará que empieces el día de manera más feliz
No entiendo porqué la gente tiene tazas y platos maravillosos en sus casas y se empecina en seguir desayunando en el tazón de publicidad y el plato descascarillado. De verdad, piénsalo un segundo. ¿Tiene algún sentido?
Disfruta de lo que tienes, úsalo. Empezar el día desayunando algo riquísimo en un entorno cuidado hará que empieces el día con una sonrisa en la boca.
Una mesa bonita, unas flores, un plato precioso, una taza especial, un bizcocho esponjoso y un café calentito y humeante. Has fantaseado mil veces con desayunos así pero nunca los llevas a cabo. ¿Porqué? ¿Realmente te parece difícil?
4. En el armario de la cocina en el que tengas los platos, guarda sólo los que uses a diario
Es muy habitual el guardar toda la vajilla junta apilada en la misma estantería, o incluso una vajilla con restos de otra.
En la cocina (si es que guardas ahí los platos), ten sólo lo que uses a diario. No tengas el juego de café que usas en navidad, por ejemplo, en el mismo hueco en el que metes los platos del día a día.
Así te será más cómodo el día a día al no tener que estar apartando todo el rato piezas de loza que casi nunca utilizas.
5. La vajilla que no uses pero quieres conservar, ponla en zonas de difícil acceso
Todas las casas tienen armarios y estanterías en lugares complicados. Quizá tengas un armario encima de la nevera, o una estantería cuya parte baja queda detrás de una silla, cosas así.
Aprovecha esos huecos para meter esas piezas que te gustan y quieres conservar pero que usas muy de vez en cuando.
Así no estorban por casa y están más protegidas.
6. Si no te gusta tu vajilla, dónala
Las asociaciones suelen recibirlas con los brazos abiertos ya que suelen venderse bien en mercadillos y similares.
7. Di no, a la vajilla que te regalan en el banco
Excepto si de verdad te gusta. No compres una vajilla porque es muy barata o porque te la regalan. A la larga, será un problema.
Piensa que son una serie de objetos que vas a usar varias veces a lo largo del día, cada día, cada semana, cada año.
¿No vale la pena?
8. Celebra más. Cumpleaños, aniversarios, o fiestas porque sí
Si te da cosa lo de usar la vajilla buena en el día a día, ¡celebra más cosas! Hay cientos de cosas que celebrar.
Hazte un favor y vive un poco más feliz. Organiza cenas en casa con los amigos, celebra pequeñas fiestas de cuando en cuando, aniversarios, el año nuevo chino, cenas temáticas para probar la cocina de otros países.
¿Qué más da la razón? Lo bonito es disfrutar de un buen rato y utilizar todas esas cosas que tanto te gustan. Lo de usar la vajilla en navidad es una costumbre que nos viene de lejos, de cuando teníamos ropa para los domingos.
Sacúdete la tristeza del día a día y regálate cada poco un día especial.
9. Si no tienes mucho espacio, prescinde de la sopera
Cuando vas a comprar una vajilla, la sopera es normalmente un accesorio que se puede eliminar.
Ya lo sé, es monísima pero, ¿cuántas veces has servido la sopa en sopera? ¿Cuántas veces la has visto usar en casa de familiares y amigos? ¿Cuánto ocupa? Señoría, no hay más preguntas.
10. Si heredas y no te chifla, véndela
No pasa nada. En serio. No estás traicionando a nadie, ni comerciando con los recuerdos ni ninguna de esas barbaridades que a todos se nos pasan por la cabeza con esas cosas.
¿Te gustaría que tus hijos vivieran anclados a una vajilla que no les gusta sólo porque era tuya? Pues eso.
Podría seguir hablando de las vajillas un buen rato, confieso que me encantan y que me cuesta mucho no caer en la tentación de vez en cuando.
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Nos vemos el sábado.
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