Hoy voy a hablarte de otro tema de esos que tocamos en casi todos los posts pero de forma superficial. Voy a hablarte de ese tipo de objetos que nos invaden casi sin darnos cuenta.
Y ¿porqué? Pues porque conocer al enemigo es el primer paso para eliminarlo. Si eres consciente de como este tipo de cosas se hacen con los espacios de tu casa, estarás alerta y podrás evitarlo.
Además, hablaremos sólo de algunos ejemplos pero seguro que en tu cabeza aparecen muchos más del mismo tipo.
Porqué plagas
¿Qué es una plaga? Pues no te lo diré yo, te lo va a contar la RAE que de esto sabe mucho más que una servidora.
Daño o desgracia que afecta a gran parte de una población y que causa un perjuicio grave.
Nuestra vida esta llena de pequeños elementos de usar y tirar. Objetos que arrasan con nuestro espacio y nuestra tranquilidad invadiendo cajones, mesas y armarios casi sin darnos cuenta, creando desorden y descontrol.
Es la típica vida urbanita de nuestra época, nuestro estilo de vida. Es precisamente por eso que no los percibimos como un problema.
Como dice la definición, además, todas estas cosas están en casi todas las casas por las que voy pasando.
Las pajitas
O cañitas. Tu peque cumple cuatro añitos así que vas feliz cual perdiz a preparar el fiestón del año. Buscas las pajitas entre los estantes y ¡zasca! Sólo las venden en paquetes de doscientas. Pero sólo habrá diez niños. Bueno, no importa, para casa.
Años después las encontrarás en el fondo del cajón de los cubiertos, llenas de grasa. Peor aún, igual las ves y las recolocas con mimo (perdiendo una cantidad de tiempo absurda) para cuando las tengas que volver a usar.
Te voy a contar un secreto, la próxima vez que las necesites, no vas a saber ni dónde están. Volverás a comprarlas porque irás a toda pastilla y acabarán en otro cajón.
Los botones
Otro clásico. Esos botones de repuesto que vienen con la ropa y que jamás vas a coser. Bueno, venga, te voy a conceder que una o dos veces en tu vida los has usado pero poco más. Y eso en la cantidad de ropa que has comprado es significativo.
Ese botón pasa de la etiqueta donde viene colgado al mueble de la habitación. De aquí, a la mesita de noche. Luego va al mueble de la entrada y así se va paseando por toda la casa hasta acabar en un cajón. ¿A que te suena?
Mi consejo es que, o lo tiras inmediatamente con la etiqueta, o lo guardas en la caja de costura. Evidentemente, si no sabes coser, ya sabes lo que tienes que hacer.
Los bolígrafos de publicidad
El boli de publicidad es otro de los grandes. Madre mía he perdido ya la cuenta de los que habré tirado.
La primera parte de la solución es fácil, no los cojas. O úsalo en el sitio en el que estés si lo necesitas y, luego, déjalo. No pasa nada. No te obligan a llevártelo. Di no al boli de publicidad.
El mueble modular
El mueble modular tiene difícil solución. Nos lo venden como la panacea del mobiliario infantil. Tú hijo podrá hasta jubilarse con él. De la cuna sale la mesa del escritorio, de las escaleras la silla… y de la cama la mesa de despacho.
Genial, sino fuera porque dentro de diez años no vas a querer ese mueble. Vas a estar cansada de verlo por casa, algunos tornillos se habrán pasado de rosca y tu hijo habrá desplegado su arte sobre él.
Pero claro, te habrá costado un dineral y no vas a querer deshacerte de él. Así que, cuando te decidas por un mueble de este tamaño y precio, piénsalo muy mucho.
Es mejor comprar muebles más baratos y pequeños e ir cambiándolos conforme pasa el tiempo. Porque sólo cuando llega el momento conoces las necesidades reales que tienes.
Comprar un mueble pensando en las necesidades de los próximos quince años me parece muy aventurado.
Las monedas de céntimo
En serio, creo que la Unión Europea tendría que retirarlas del mercado. Están por todas partes menos en los monederos. Son una tortura.
Mi recomendación es que cojas un bote de esos de cristal que guardas como tesoros aunque casi siempre están vacíos. Ve metiendo ahí todas esas monedas que vas encontrando por casa.
Cuando esté lleno, llévalo al banco y dona ese dinero a alguna causa benéfica. Para ti no será nada puesto que son monedas que has ido tirando por casa pero puede ayudar a cambiar la vida de mucha gente.
Las muestras
Y, como no, no sería un post mío si no te hablo de las muestras y amenities de los hoteles. Esto da para un post enterito y lo sabes.
Los amenities no te los lleves del hotel. Úsalos y disfrútalos allí mismo. Lo sé, lo sé, los botes chiquitines son ideales, pero estoy segura de que ya tienes el neceser plagado. No hacen falta más.
Así que, ¿qué debes hacer con las muestras? Pues usarlas o decir que no las quieres, sencillo y práctico. Si te dan una muestra de perfume, por ejemplo, ponla pegada a tu perfume habitual. Úsala lo antes posible, acábala y listo.
Conclusión
Tenemos montones de plagas urbanitas. Miles de pequeños objetos que invaden nuestro hogar. Te invito a reflexionar y a ser consciente de ello. Te darás cuenta de que es un paso importante para mantener tu casa en orden.
4 thoughts on “Plagas urbanitas del siglo XXI”