Empezamos con las habitaciones en nuestro reto 21 días para tener tu casa en orden. Y me gustaría hacerlo hablándote del dormitorio principal, el tuyo.
Esta habitación es el lugar en el que recuperas fuerzas después de un largo día de trabajo. También donde a veces te tiras, exhausta, cuando las cosas no han salido como debían.
Es un espacio sagrado, tú espacio sagrado. Una burbuja en la que aislarte y sentirte bien, donde deberías poder mirar alrededor y sonreir.
Desde luego, no es el lugar para encontrar la ropa interior de ayer en una esquina, la pila de ropa «pendiente» de guardar desde hace una semana sobre la cómoda o cinco pares de zapatos desperdigados por el suelo. No sé tú, pero eso a mí no me hace sonreir.
Vestidores y armarios vistos
Hemos hablado algunas veces de este tema, como en Los burros como complemento al armario.
Todo lo que sea tener la ropa a la vista, aunque puede ser muy estético y decorativo, requiere de una disciplina que casi roza la perfección.
Una de mis recomendaciones si tienes algo así es que reduzcas al máximo posible la cantidad de ropa que tienes. No sólo porque La acumulación nunca puede ser estética sino también porque cuanta menos ropa, mucho más fácil es mantenerlo ordenado.
Por este motivo no me gustan los armarios o vestidores sin puertas. Por muy disciplinado que seas, siempre tendrás alguna cosa que no esté perfecta, o una mala racha o poco tiempo, y ahí vendrá el temido ruido visual.
Muchas de las casas de las revistas, pocas veces pasan la prueba de una vida real.
Qué no tener en un dormitorio
En mi experiencia, hay una seria de cosas y objetos que tienden a convertirse en agujeros de caso con facilidad.
Yo te diría que nunca tuvieras el típico galán de noche, tampoco un butacón o sillón. A la hora de la verdad, solo sirven para acumular ropa día tras día y, cuando te das cuenta, medio armario está tirado ahí.
¿Tienes butaca en el dormitorio? ¿Cuántas veces te has sentado en ella? Porque, recordemos que las butacas son para sentarse.
Tampoco te recomiendo las mesitas de noche con miles de cajones enanos, como la HELMER de Ikea (que la he visto de mesita de noche muchas veces).
Vamos a hablar sin tapujos, estos cajones ridículos sólo sirven como guardamierda, así de claro. Once de cada diez veces que «libero» una de esas cajoneras con mis clientes, se queda vacía. Es decir, realmente no había nada de interés en su interior.
Sigo pidiéndote que no tengas cosas en tu habitación y esta vez hablaré del perchero. No es raro encontrar percheros en las habitaciones.
¿Y qué percheros? Percheros inclinados por el peso de la ropa acumulada encima, ropa medio arrugada, o estirada, o con la típica chepa que dejan los percheros. Horrible.
Por último, tampoco recomiendo tener estanterías de libros o similares. Estas estanterías acumulan mucho polvo, recargan el espacio y «no lo dejan respirar» como les gusta decir a los diseñadores.
Recuerda, tu dormitorio es un generador de energía positiva, de relajación Zen. Mi recomendación es que intentes que esté lo más despejado y con el menor ruido visual posible.
Qué tener en un dormitorio
Vale, así que nada de galanes, ni butacones, ni estanterías, ni burros, ni armarios vistos… Ya lo sé, piensas que te voy a dejar con la celda de Santa Teresa.
Pues no. Vamos a ver lo que yo recomiendo para suplir esas «carencias».
Desde luego, invertir en una cama espectacular en lugar de gastar el dinero en tantas y tantas cosas que no necesitas. Eso sí es invertir. Un buen descanso es básico para una vida mejor.
La guinda, es que la cama venga con un canapé bajo el colchón. Un increíble espacio de almacenaje que, además, no ocupa más espacio del que ya ocupabas, ni visualmente, ni físicamente.
Ojo. Las camas con cajones no aportan tanto, se pierde muchísimo espacio útil con los cajones.
También recomiendo unas mesillas de noche sencillas. Tal vez con una caja o un cajón para guardar el libro, la crema de manos, el lápiz y el cuaderno… Cuatro cosas, nada más.
Por último, una cómoda también es una buena inversión, de cajones amplios pero que tampoco sea muy alta para evitar el «efecto armatoste». Es una forma de ganar almacenaje manteniendo la línea visual limpia.
El truco es que, todo lo que quede, más o menos, por encima de la altura del estómago, esté despejado.
Utiliza puntos de luz indirecta, ropa de cama en tonos claros, decoración minimalista. Intenta que todas las superficies estén lo más despejadas posible (las mesillas, la cómoda…). Así el polvo lo limpias en segundo y medio y la sensación es de sencillez y de paz.
Resumiendo
El truco para un dormitorio organizado está en tener pocas cosas y en aprovechar y ocultar muy bien los espacios de almacenaje. En esta habitación más que en ninguna otra.
Y te lo digo yo que todavía la comparto con mi peque. Seguiré hablándote de esto en el futuro, porque aquí tenemos material para muchos más posts.
Los deberes
Comparte en el grupo de facebook tus soluciones mágicas de almacenaje «invisible» (como el canapé-arcón). Pregunta si tienes dudas acerca de cómo mejorar una zona. Intenta reducir al máximo el ruido visual en la habitación y cuenta como te sientes.
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