Tercer día y empezamos a coger carrerilla en nuestro reto 21 días para tener tu casa en orden. Ya tienes los menús y la despensa y el frigo listos. La lógica dice que es hora de atacar a los armarios de la cocina.
Hoy me voy a poner un poco drástica pero es que hay varias cosas que en la cocina me ponen del higadillo.
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Encimeras depejadas
Cuantas más cosas tengas en las encimeras, más pesado será limpiarlas. La regla para los aparatos como licuadoras, nespressos o termomix es clara. Si no lo usas más de dos veces por semana, mételo en un armario. Y si no lo usas más de una vez al mes, evidentemente, puedes librarte de él con tranquilidad.
Todas estas cosas impiden limpiar cómodamente, crean recovecos donde se acumula la porquería y encima, a los dos días, están llenos de grasa. Eso hace que limpiar la cocina te lleve veinte minutos en lugar de cinco.
A nivel estético, generan un montón de ruido visual que impide que sintamos ese relax que buscamos. Y cuanto más pequeña sea la cocina, más debes tener esto en cuenta.
Cuanto más amplio y despejado sea un espacio, más paz sentirás y más ordenado y limpio parecerá.
Los armarios
El siguiente paso es vaciar todos los armarios de cacharros de cocina. Absolutamente todos.
Igual que ayer, sepárate y míralos fijamente. Piensa en las secciones que quieres crear. En mi casa, por ejemplo, tengo sartenes y cazuelas en la parte baja de un armario y, encima, la plancha y varias piezas de barro para cocinar.
En otro de los armarios tengo los tuppers de los que ya te hablé largo y tendido en Cómo organizar el armario de los tupper. A día de hoy, tengo 5 tuppers, todos iguales, y nada más.
También tengo la sección repostería donde guardo los moldes, las bases de tartas, la panificadora (que la mayoría de la gente tiene en la encimera) y sus complementos.
Otro armario es para platos, vasos y tazas. El cajón de los cubiertos tiene el clásico organizador y, pegadito a la vitro, un bote con los cubiertos de cocinar y un taco de cuchillos.
La regla aquí es que todo debe estar lo más cerca posible del sitio donde se va a utilizar.
El armario de debajo del fregadero lo uso para productos de limpieza y repuestos de cocina.
Los horrores de la cocina
Vamos ahora con los clásicos que me encuentro en casi todas las cocinas a las que voy.
¿Cuántas tazas necesitas? Venga, confiesa, porque lo de las tazas es una auténtica plaga. Se reproducen solas, no hay dos iguales y parece que es pecado tirarlas.
Hazte un favor (¡sin piedad!), quédate con dos por cada miembro de la familia (y estoy siendo muy buena). Si todas son iguales, además de que es más estético, necesitarás menos todavía.
Otro clásico de la cocina son las pajitas, sobre todo cuando hay niños. Compraste un paquete de mil para su tercer cumpleaños, usaste diez y el paquete sigue dando vueltas y vueltas diez años después. Al final, aparecerá lleno de grasa en el fondo de un armario.
El siguiente hit son las pinzas para cerrar cereales y similares. Créeme, con tres o cuatro es más que suficiente.
Continuamos con los mil complementos que nunca usaste. La fondie sin estrenar, la cubitera, el molde de bombones, la baticao, el aplasta-patatas o el pica-ajos además de todos los complementos del microondas (un día os hablaré de lo bien que vivo sin microondas).
Y no podía terminar sin hablar de los trapos de cocina y los manteles. Usa esos trapos ideales que te regalo tu madre y, por Dios, tira ya esos con lamparones.
Los deberes
Ármate de valor y confiesa en el grupo de facebook todas esas cosas que guardabas sin usar, las bolsas de basura que han salido y lo liberada que te sientes al haber tirado esos trastos que llevabas acumulando durante años.
A todos nos anima ver que no somos los únicos que guardábamos cosas porque nos las habían regalado, o que no tirábamos una licuadora porque costó una pasta y nunca la usamos.
¿Te equivocaste al comprarlo? Puede ser, pero más te equivocas quedándote con algo que no quieres.
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