En el capítulo 7 de Vidas en Orden, Rosana y Simón me permitieron enseñar un nuevo concepto que seguro que ya conocías aunque no le pusieras nombre: el desorden invisible.
Este tipo de desorden es de los más habituales. Yo diría, de hecho, que existe en el 99% de las casas, por muy ordenados que sean sus dueños.
¿Qué es el desorden invisible?
El desorden invisible es aquel que se oculta en las profundidades de los armarios, las alacenas o los burós. Ese desorden que se queda bien tapado entre dos puertas, lejos de miradas indiscretas. Seguro que sabes a qué me refiero.
La casa de Rosana y Simón, por ejemplo, era aparentemente perfecta. Bien ordenada, despejada y sin problemas aparentes. Hasta que abrías los armarios. Ahí se te caía el mundo encima.
Y es que, si me sigues desde hace un tiempo, ya sabes que los armarios son más difíciles de lo que parecen. Rara vez tienen una buena distribución y la mitad de las veces acaban teniendo baldas o estantes con pilas de cosas mezcladas al tum tum.
¿Cómo analizar el problema?
El primer y principal punto clave es no esconderlo. Es decir, sabes que tienes un problema en un punto concreto. Bien, es hora de asumirlo y tratar de ponerle remedio. Esto parece una evidencia pero también sabrás que la mitad de las veces se opta por la salomónica decisión de mirar para otro lado y concentrar todo el desorden en ese punto.
Un típico ejemplo de esto son las habitaciones del pánico. Esas habitaciones donde mezclamos plancha, juguetes, trastero y despacho. ¿Solución? Cierro la puerta y «sacrifico» esa habitación para que el resto de la casa funcione.
Bien, ya has asumido el problema y quieres solucionarlo. ¿Cuál es el problema? Sin mirar lo que tienes ya te puedo adelantar que, en más de un 90% de los casos, estás guardando un montón de cosas que no necesitas.
¿Porqué lo sé? Sencillo. En primer lugar, siguiendo con el ejemplo del armario, si no tuviera más cosas de las que puede guardar con comodidad no estaría atestado y no sería un problema.
En segundo lugar. Este tipo de caos siempre es debido a la acumulación. Cuando acumulamos, lo que ocurre casi siempre es que tenemos cosas que no usamos, porque se van quedando al fondo de estos armarios y «dejan de existir» ya que no están a la vista.
La solución
Llegados a este punto supongo que ya sabrás que no hay mucho misterio. Hay que vaciar el armario en cuestión y hacer un buen sin piedad. Sé sincero contigo mismo, libérate de todo lo que te sobre, lo que no uses e incluso lo que hayas acumulado sin sentido. ¿Necesitas doce bombillas de repuesto? ¿treinta pares de zapatos?
Debes ser consciente del espacio que tienes, y ser disciplinado. La verdadera clave del orden es no dejar entrar en tu casa más cosas de las que es capaz de gestionar.
Y recuerda La teoría de las ventanas rotas porque le va como anillo al dedo a este problema.
Y ya está
Tan sencillo como esto. Cuando en tu casa ya empiece a reinar el orden, no olvides los pequeños rincones oscuros. Ataca a los agujeros de caos uno por uno y no dejes que crezcan. Sé consciente de tu espacio, evita las acumulaciones y si quieres algo nuevo, líbrate antes de lo viejo.
Ojo, el orden es importante en este caso, primero se va lo viejo y después entra lo nuevo. Si lo haces del revés, muchas veces lo viejo se quedará. Te lo dice la experiencia.
Nos vemos el jueves.
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