He recibido muchísimos mails pidiéndome que hablara de cómo organizar el dormitorio adolescente, así que decidí incluirlo a última hora en el reto 21 días para tener tu casa en orden.
Lo primero que debes tener claro es ellos deben participar en el proceso. Sino, será totalmente imposible que funcione.
Tienes que aceptar que sus gustos no tienen porqué coincidir con los tuyos y que habrá cosas que no te gusten. Tú puedes ceder adaptándose a sus gustos a cambio de que ellos se comprometan a mantener el orden.
Empezar por el principio
No hay persona a la que no le guste «personalizar» su espacio, niños y adolescentes incluidos. Y, aunque no lo parezca, la organización es una forma de personalización.
Siéntate con tu hijo y habla con él acerca de lo que le gustaría. Después de que te cuente sus expectativas, lánzale tú las tuyas (respecto a mantenerlo ordenado). Se dará cuenta enseguida de que la negociación ha comenzado.
Yo acepto que es tu dormitorio y que podrás tenerlo a tu estilo mientras tú te comprometas a mantenerlo. Ese es el trato.
Educarlos desde pequeños
Es posible que para algunos esté consejo llegue tarde, para otros quizá no. Igual que muchos de nosotros fuimos educados en la acumulación (normalmente, de forma inconsciente) por nuestros padres, debemos evitar cometer el mismo error con nuestros hijos.
Desde pequeños debemos enseñarles, y demostrarles, que menos es más. Debemos enseñarles los problemas de la acumulación y lo fácil que es caer en ella, que para que entre algo nuevo, debe salir algo viejo, etc… Ya sabes, La acumulación nunca puede ser estética.
También es importante inculcarles la importancia de la donación. Enseñarles que hay muchos niños que no tienen la misma suerte que ellos y que no hay que apegarse a las cosas materiales.
Si consigues concienciarlos, vas a tener la garantía de que las habitaciones no se te irán de las manos. Pero recuerda, la mejor forma de concienciar, es enseñar con el ejemplo.
Es posible que cuando acabe el reto, me meta un poco más en este tema de educación en el sin piedad. Me quita trabajo para el futuro pero me hace ilusión poner mi granito de arena para construir una sociedad mejor y más feliz.
Es increíble la cantidad de veces que, ordenando dormitorios adolescentes, tiro juguetes y juguetes de cuando eran bebés. Por supuesto, todos se sorprenden de que estuvieran allí.
Menos es más
Como decía, menos es más. Así, cuando vayáis a escoger los muebles, o repaséis lo que ya hay, recuérdalo. Las cosas llaman a las cosas, el vacío llama al vacío. La sensación de espacio y libertad es adictiva, también para los adolescentes.
Ellos más que nadie tienen la cabeza a mil por hora. Necesitan concentración cuando estudian y pasan sus penas y glorias en su cuarto más que cualquier otro miembro de la familia.
En cuanto sientan los beneficios de la simplicidad, no podrán volver a la acumulación sin control. Eso sí, y no me cansaré de repetirlo, siempre que sea una elección suya.
Intenta elegir pocos muebles pero prácticos y funcionales.
La ropa
Te estoy viendo. Sé que te acabas de acomodar en tu asiento y estás prestando más atención que nunca. Haces bien, aquí empieza la guerra.
Nunca, en ningún caso, debes dejar que la ropa sucia se acumule en el dormitorio. Esto es válido también para los adultos. Es una regla de oro.
Para mí, lo ideal, es que el cesto de la ropa sucia esté en el baño. Así, los más fácil es dejarla ahí cuando cualquier miembro de la familia va a la ducha.
La organización de su armario no difiere de la de un adulto. sus cajones no deben tener más ropa de la que pueden soportar, lo mismo sus perchas. Una prenda por percha y que respiren en la barra, nada de tenerlo todo apelotonado.
Ese es su espacio. Si quieren que entren cosas nuevas, tendrán que deshacerse de algo viejo. Es la ley de casa, y todos deben cumplirla.
Ten en cuenta que tus hijos están al final de la cadena. Siempre mirarán con lupa lo que hagáis vosotros como excusa. Así que vuestro comportamiento debe ser ejemplar en este sentido si queréis que el suyo también lo sea.
Después de todo esto, cuando las cosas se ponen feas con el recogido, yo recomiendo pasar a la acción directa. Ropa que encuentro sin recoger, ropa que «desaparece». Tú me tocas las narices a mí, yo te las toco a ti. Ayúdame y te ayudaré.
Al principio esto es motivo de confrontaciones pero es un lenguaje que suelen entender muy rápidamente. Por supuesto, cuanto más pequeños los niños, más fácil será.
La zona de estudio
Para que una zona de estudio sea efectiva, igual que en una zona de trabajo, la sencillez es clave. Se trata de que puedan concentrarse en lo que tienen delante.
Si tienen un escritorio lleno de clips, decenas de bolis que no funcionan, cromos, libros, papeles diversos… van a tener un escritorio lleno de estímulos y, así, la concentración es muy difícil.
Aquí recomiendo empezar a iniciarles en el Zen, que es lo que nosotros buscamos. ¿Recuerdas el anuncio del coche de la tele? Cuando juegues, juega; cuando estudies, estudia. Se trata de que centremos nuestra atención en lo que hacemos en cada momento.
En esto, la sencillez en el entorno es fundamental. Frenar los estímulos que llegan a nuestros ojos para relajar el cerebro. Menos es más.
Los deberes
Comparte en el grupo de facebook la experiencia negociando con tus hijos. Explica qué trucos o tratos te han ido bien y cuáles han fallado. Creo que, en este caso más que nunca, el apoyo y la experiencia de todos es realmente importante porque, al final, cada adolescente, es un mundo.
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