Algunas personas sueñan con piscinas. Yo sueño con armarios.Audrey Hepburn
¿Has soñado alguna vez con tener un armario desordenado o una casa en la que no encuentras nada? ¡Claro que no! En la locura del día a día, no tenemos tiempo para pensarlo, pero una casa ordenada es aquello con lo que soñamos cuando leemos revistas de decoración, admiramos productos de diseño o vemos esos increíbles vestidores en las películas.
Nos gustan las líneas Zen, esa serena tranquilidad que parece invadirnos cuando visitamos un sitio en el que todo parece estar exactamente donde esperarías que estuviese.
Porque, en el fondo, ten claro que todo este rollo de la organización, del orden y de la limpieza va de ser feliz, de poder despreocuparte y liberar tu cabeza para dedicarlo a lo que realmente te gusta y para no pelear con tu casa sino para disfrutarla.
Y todo empieza por unos sencillos pasos básicos, unos pasos que se aplican igual a todo proceso de organización, no importa si hablas de ropa, papeles, vajilla o artículos de limpieza.
¡Vamos a verlos!
Primero, retirar todo y ponerlo a la vista
Esto es fundamental y sirve para hacernos una idea de todo lo que tenemos y el espacio con el que contamos. Si estamos organizando la vajilla, hay que sacarla toda (de todos los muebles en los que la tengamos) y colocarla toda junta y visible sobre la mesa. Si hablamos de ropa o zapatos, hay que sacarlos todos y ponerlos encima de la cama.
– Vaya, ¿realmente tenía todo eso?
Por otro lado, también hay que vaciar el mueble o muebles en los que queramos que vayan colocados. Así, de un vistazo, tendremos el espacio vacío y todas las cosas que queremos almacenar en él.
Segundo, limpiar
Cuando vaciamos un espacio y lo limpiamos a fondo, nos transmite una sensación de bienestar, de vuelta a empezar, de segunda oportunidad, de «ahora sí que lo voy a hacer bien». Esta limpieza nos llena de energía positiva y nos pone una sonrisa en la boca. Y, además, huele bien.
Tercero, clasificar
Cuando clasificamos, tenemos que dividir primero en grandes grupos, separando lo que queremos mantener de lo que queremos vender, donar o tirar directamente.
Aquí es donde entra en acción nuestra regla de oro, ¡sin piedad! Nos pasamos la vida acumulando cosas que no nos gustan o que no nos quedan del todo bien, sólo porque antes nos gustaban, o porque nos las regaló el tío Paco (no vaya a preguntar) o porque «todavía no tiene tantas bolitas».
La forma de saber si tienes que quedarte con algo es fácil. Si cuando lo tienes en la mano te hace sonreír o sentirte mejor, o más guapa, entonces debes quedártelo. Si te pones una camisa sólo porque está planchada o si la devuelves al armario nueve de cada diez veces que te miras al espejo, está claro que no debería estar ahí.
¿Necesitas realmente cinco vajillas?
Una de las bases para alcanzar una vida más Zen es tener pocas cosas y que nos hagan sentir muy bien.
Si todavía te resistes a tirar, ponlo a la venta por Wallapop o cualquier otra aplicación. Unos cuantos euros siempre ayudan a facilitar la decisión.
Cuarto, planificar
Muy bien, ya sabemos lo que queremos mantener y el espacio del que disponemos. Ahora tenemos que medir todos los huecos para ver si podemos sacarle un mayor partido y colocarlo todo de forma que sea sencillo de encontrar y de mantener.
En el vestidor de nuestros sueños, en las cocinas de las películas o en los salones de las revistas no sólo está todo bien colocado sino que todo está a la vista. No hay filas de cosas unas delante de otras, no hay pilas de cajas acumuladas sin control. Recordad esta regla de oro, lo que no se ve, no se usa. Y ¿si no lo usas? ¿para qué lo quieres?
En este punto es cuando entran en juego las cajas, los clasificadores, las etiquetas, los sistemas de ordenación, etc…
Podéis ver algunos ejemplos en Cómo Organizar el Armario de los Tupper o en #quieromicasaenorden: el armario de debajo del fregadero.
Quinto, darle el toque personal
No olvides que, aunque estamos ordenando, también estamos en una casa en la que vivir y disfrutar, por eso es importante darle tu toque personal. Pastillas de jabón entre la ropa, saquitos de lavanda, flores… el minimalismo no está reñido con la decoración.
Y, para terminar, no lo olvides, tu casa es tu espacio, tu refugio, no dejes que las cosas te invadan y te hagan sentir incómoda. La decisión es tuya, hoy es el mejor día para empezar a reconquistar tu hogar. ¿Te apuntas?
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